[ Susana Koska ]
Artículo publicado en la bitácora colectiva Todas
El rodaje de Mujeres en pie de Guerra se inició en Beziers (Francia) en enero del 2003. Su documentación sin embargo, data de mucho antes. No me acuerdo ya del cuándo, aunque tal vez tendría que explicar el por qué… Primero hay una razón autobiográfica, siempre fui una niña fascinada por las historias que contaba mi madre de la guerra y la posguerra; mi madre que cuando estalló la guerra tenía 5 años, tenía recuerdos vívidos y trágicos de aquellos años y yo la escuchaba como quien escucha a una contadora de cuentos, el sumum de mi infancia era escuchar a mi madre y a mi tía Rosa en los tórridos agostos paseando por Logroño, sus evocaciones del pan blanco del estraperlo y el regreso de Francia de mis tíos. Pero en su génesis Mujeres en pie de guerra fue una idea para una obra de teatro, una pieza de teatro íntima y femenina.
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Mi placer por investigar y la ayuda inestimable de Antonina Rodrigo que fue maestra paciente y bibliotecaria de urgencia (y a quien le debo tanto) me llevó al descubrimiento de ellas, de sus actos… Su idealismo y su valentía me hicieron recorrer muchos kilómetros, leer muchos libros, dar con documentos y propuestas que yo desconocía (sabemos tan poco de quienes fueron)… y así fue como establecí contacto y al hilo de cartas, de llamadas telefónicas, de conferencias y congresos, de citas desconcertantes en ruidosos cafés fue como fui llegando a ellas, y tengo que decir que ellas siempre me recibieron con los brazos abiertos, con una generosidad sin límite de tiempo, hoy puedo considerarlas mi familia. Al conocerlas cambiamos de formato por una razón obvia, si ellas lo pueden contar, ¿por qué hacer ficción de la realidad? Ninguna actriz podrá decir como ellas sus propias vidas, nadie las defenderá como ellas mismas.
Presentamos el proyecto a las autoridades pertinentes y escuchamos un clamoroso silencio. Para entonces era difícil decirle a Neus que volvió viva de Ravensbrück que nadie me daba dinero y que tenía que abandonar, así que empezamos a grabar. Sin un guión predeterminado, grabamos inicialmente las entrevistas, y a medida que íbamos teniendo dinero para seguir adelante (los fans de Loquillo y Trogloditas merecen toda mi gratitud) seguimos viajando y grabando. Las entrevistas a las 8 protagonistas finalizaron en abril del 2004.
Había participado en muchos rodajes, pero nunca desde este lado de la cámara o mejor dicho de los dos lados a la vez, así que mejor no menciono mis errores, que han sido muchos, aunque la ignorancia me ha dado impunidad y audacia para grabar sin teoría… hoy cuando escribo esto me espantan los fallos y pienso en la osadía que me ha dirigido en este camino.
El equipo de rodaje como es de suponer ha sido exiguo: un operador de cámara, una Sony PD 150, 2 micros de corbata, una maleta pequeña de cuarzos y una mini dv como soporte técnico. Una de las premisas era lograr la intimidad entre la que cuenta y la que escucha, sin maquillaje, en sus casas, predominando la luz de las ventanas, como en las conversaciones que he tenido a lo largo de los años con cada una de ellas.
Cada una de ellas, Sara, Neus, Rosa, Teresa, las hermanas Puig Antich y mi tía Rosa son un documental en sí mismo, y una de mis principales preocupaciones es que ese material tenga un formato de libro, para ampliar el abanico, para pintar el cuadro que en el metraje cinematográfico son como breves pinceladas. Ante la cantidad de material grabado, 20 horas, una vez transcritas las entrevistas, fueron coincidiendo las historias de manera coral, sobre papel, ayudándome de fotografías personales, cartas y hemerotecas diversas, fascista y antifascista. Un collage, un puzzle, un recorta y pega, un patchwork que entre todas las voces crea una historia única y común.
La BSO durmió durante un año, esperando que finalizáramos el documental y salió a la venta el 6 de octubre del 2004, distribuida por discos DRO. Se grabó en Clandestinus el estudio volante de Jaime Stinus, junto a Loquillo, Gabriel Sopeña y Jordi Pegenaute, en los intervalos de una gira, realimentándonos. Paco Ibáñez grabó una emocionante versión de La Mala Reputación con Loquillo, renovada por sus voces, la del viejo y la del joven, que quedó registrada para la posteridad. Sacar la banda sonora adelante provocó la espantada de Loquillo de su anterior compañía de discos cuando se negó a editarla por ser “un disco sobre la guerra civil”. Sin embargo seguimos adelante, pagándola de nuestro bolsillo hasta que finalmente DRO se arriesgó a comprarla y esperar hasta el estreno del documental.
La BSO es un elemento narrativo más, nos ubica en el tiempo, nos permite reflexionar, imaginar. Una vez más, es una voz generacional, junto a la mujer del tren que busca, yo misma. Los herederos del silencio de la historia, de los años de plomo. Junto a Loquillo he trabajado en muchas ocasiones, pero Mujeres en pie de guerra nos permitió fluir de manera distinta, compartimos lecturas y descubrimientos, las letras y la investigación crecieron de manera paralela y así muchas canciones, como El año que mataron a Salvador que fue escrita antes de que Carme y Merçona estuvieran en el documental. A veces una canción hizo que buscara en determinada dirección y otras, como De tripas corazón, un himno de los años últimos del franquismo, se convirtió en la voz que nos ilustra la deportación. A veces la voz de Loquillo es un personaje que cuenta lo que no se dice. Todas las canciones tienen un lugar en el documental, cada una ilustra un momento de nuestra historia, que no es sólo la de las protagonistas, sino la de todos nosotros.
En enero de 2004 entré por primera vez en una sala de montaje, allí junto a Xavi Burgos, al frente del AVID con una paciencia infinita ante la novatada. De nuevo nos rascamos los bolsillos para comprar imágenes de archivo y montamos una versión de 60 minutos. La experiencia en la sala de edición fue muy interesante, me sentí cómoda, porque me permitía hacer lo que estaba dentro de mi cabeza, con libertad.
Jose Luis Rebordinos nos propuso proyectarla en los II Encuentros de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. La exposición que Fernando Pereira ha realizado para el proyecto se pudo ver en la Biblioteca Central durante el tiempo de la muestra. Ese fue el impulso último, un favor que no le agradeceré suficientemente. Mujeres en pie de guerra clausuró los encuentros con el cine lleno y emocionado. Después de la travesía del desierto fue realmente gratificante y renovador. Eso fue el 26 de marzo de 2004, la cinta estaba caliente, una semana después de haber salido de la sala de montaje.
Ante la posibilidad de llegar a los cines, decidimos dejarnos llevar por el entusiasmo y la aventura al estilo Cassavettes. Rehicimos el montaje con entrevistas nuevas hasta llegar a un metraje de largo. Ésa es la versión que se puede ver en universidades, casas de cultura, algunos cines de arte y ensayo, encuentros de cine feminista y festivales. Estrenamos en los cines Meliès en Barcelona el 22 de octubre y desde entonces la aventura continúa esta vez cara al público atónito a veces, sorprendido ante tanta alegría de vivir en un escenario de tragedia.
Yo deseo que la voz de estas mujeres, sus experiencias y su generosidad pueda escucharse en todos los lugares, es un deber con nuestra historia, con nuestra memoria, la histórica, pero también la femenina.
Enriquecer nuestras vidas con su coraje, es lo mínimo que les debemos, a ellos que como dice María Salvo, les ha costado tanta sangre. En cuanto a mí, sé que podría haberlo hecho mejor, la inexperiencia juega malas pasadas, las aventuras personales, no son nada fáciles. A medida que iba dando pasos, mi vida ha ido cambiando, cada una de ellas me ha llevado de la mano, hasta un poco más allá. La lección de vida aprendida me hace mejor persona, mujer en pie de guerra también. Les agradezco haber nacido, saber de donde vengo, ellas han sido maestras e impulsoras, luz en el camino. He aprendido que merece la pena correr riesgos, que hay que ser firme en las ideas, consecuente con el pasado y el presente. Sacar este proyecto adelante no ha sido, ni es fácil, tirar de la idea, impulsarla, ha sido a veces decepcionante, para qué negarlo, hemos llamado a todas las puertas y se nos han abierto tan pocas… muchas veces tuvimos ganas de tirar la toalla. Pero seguimos adelante, de pura rabia a veces y aunque hoy puede que nos den la razón y hayamos dejado cadáveres por el camino, hemos aprendido la gran lección de la independencia.
Mujeres en pie de guerra es un proyecto global: distintos autores, pintores, músicos, actrices, diseñadores gráficos, una narradora alrededor de una misma idea. Es la historia de las mujeres que en este país dieron su vida por el compromiso de la libertad. Es un homenaje, un deber de la memoria; recogiendo el testigo formamos parte de ella, de la lucha por la paz, por la dignidad, que ellas dignas hijas de su tiempo, pioneras de la igualdad y la solidaridad han compartido con nosotros, para que se sepa, para que no se pierda en el olvido.
::: En la página web www.enpiedeguerra.net encontraréis mucha más información sobre el proyecto y el documental. :::
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